viernes, 8 de mayo de 2009
GUATEMALA-VIOLENCIA (Crónica)
GUATEMALA DESENTIERRA MAS DE 30 AÑOS DE SILENCIO Y LAGRIMAS
Alida Juliani
Antigua (Guatemala), 8 may (EFE).- Guatemala desentierra a las víctimas del conflicto armado que vivió durante más de treinta años, para devolverles su identidad y permitir que descansen junto a aquellos que durante mucho tiempo lloraron su ausencia y callaron su pena.
"Silencio y lágrimas. Desenterrando la historia" es el título del documental que resume el trabajo que la Fundación de Antropología Forense (FAFG) del país centroamericano realiza para identificar a las miles de personas asesinadas impunemente entre los años 1960 y 1996.
Responsables de la FAFG recibieron hoy en sus instalaciones de Ciudad de Guatemala a las componentes de la Plataforma de Mujeres contra la Violencia de Género de España, que estos días realiza un viaje por el país para denunciar la situación de violencia que viven muchas guatemaltecas.
José Manuel Suasnavar, director ejecutivo de la Fundación, explicó a las representantes españolas la importancia del trabajo de su equipo, que comenzó en 1992 con la búsqueda de los cuerpos de las víctimas enterradas en fosas comunes.
"Las primeras investigaciones fueron muy importantes. El hecho de tener imágenes de las fosas y de los restos ayudaron a agilizar el proceso de paz", señaló.
Silke Gatermann, compañera de Suasnavar, detalló el trabajo que realizan los miembros de la FAFG, que comienza con la exhumación de los cadáveres y termina con su inhumación en los lugares elegidos por las familias.
En medio tiene lugar un complicado proceso de investigación, que tiene su inicio en las entrevistas que se realizan a los familiares y que luego serán comparadas con la información que se obtenga de los estudios forenses.
La prueba de ADN ayudará a confirmar la identidad en los casos en los que no esté segura la identidad.
Según Gatermann, el objetivo prioritario de la Fundación es ayudar a las familias a "cerrar su ciclo de duelo", pero la identificación de los restos sirve también para dignificar a la persona fallecida, porque "se evidencia que ese crimen ocurrió de verdad".
Constituye, además, "una prueba científica para la administración pública" y ayuda a la recopilación de documentación sobre la historia de Guatemala "que servirá a generaciones posteriores".
La Fundación ha realizado hasta el momento 959 exhumaciones y ha desenterrado 5.000 osamentas.
Con los trabajos realizados ha conseguido identificar hasta ahora a un 63 por ciento de las víctimas, aunque se espera que pronto la cifra alcance el 80 por ciento.
Los fallecidos como consecuencia del conflicto armado guatemalteco no son el único objeto de estudio de los miembros de la FAFG, que desarrollan su labor también en el campo de las desapariciones forzosas, la criminalidad común, y los desastres masivos.
A modo de ejemplo, la Fundación realizó una importante tarea en la identificación de las 106 personas que murieron sepultadas por un alud en octubre de 2005, tras el paso por el país de la tormenta Stand.
El último proyecto del equipo de forenses es la aplicación de su trabajo en el área de los feminicidios, una función que coordina el médico y abogado José Mario Nájera, quien cree que la determinación de las causas de la muerte de muchas mujeres ayudará a una mejor aplicación de las leyes.
En concreto, Nájera se refirió a la Ley Contra el Femicidio y Otras Formas de Violencia contra la Mujer recientemente aprobada por el Congreso de Guatemala.
"Saber si la muerte se realizó o no con saña, por ejemplo, podría encuadrarla dentro de la misoginia, uno de los supuestos que contempla la nueva legislación", explicó.
En opinión del experto forense, el Estado debería asumir su parte de culpa en la impunidad que rodea a los asesinatos de mujeres en Guatemala.
"El hecho de saber que no se les castiga por lo que hacen, anima a muchos hombres a cometer los asesinatos con la tranquilidad de que nada les va a pasar", subrayó.
Entre los próximos proyectos de la Fundación está la exhumación de los osarios localizados en el cementerio de La Verbena, en la capital guatemalteca.
La campaña con la que se animará a los ciudadanos a realizarse las pruebas de ADN para cotejar con los restos encontrados se lanzará bajo el lema "Mi nombre no es XX". EFE
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