"Perdí absolutamente todo. Mi casa se llenó de agua e incluso de piedras. Hay viviendas que se desplazaron y quedaron colgadas en la ribera", cuenta a Efe Albertina Silva, vecina del barrio Mae d'Agua, situado en la localidad de Ribeira Brava, una de las zonas más damnificadas de la isla.
Alojada en un campamento desde el sábado pasado, tiene dificultades para contar su desgracia y, con voz entrecortada, recuerda que la botella de gas de su domicilio llegó a reventar por la fuerza del agua.
"Supe ahora que mi sobrino ha desaparecido", dice desolada la mujer, cuya situación no es menos dramática que la de María Abril, de unos setenta años, que salvó su vida por casualidad y se quedó también "sin nada".
"No sé cómo ha quedado mi casa. Me avisaron de que está complemente destruida y me vine directamente aquí. Tuve suerte de salvar la vida", relata entre lágrimas al recordar la tragedia que se abatió sobre la zona periférica de Santa Rita.
A pesar del drama, la mayoría de los desalojados reconocen que les ha llegado ayuda con rapidez y que, de momento, no les falta lo necesario para sobrevivir.
Carlos Dionisio, Coronel del Ejército y responsable de las operaciones de asistencia, explica a Efe que el número de afectados varía y algunos pueden ser realojados pero otros continúan ingresando al cuartel a medida que las misiones de rescate avanzan.
"Nuestro principal esfuerzo, en colaboración con Protección Civil, se dirige hacia las personas aisladas, para que les lleguen alimentos", señala el militar, cuyas fuerzas aún tuvieron que rescatar el domingo por la noche a tres personas de la zona de Ribeira Brava, cercana a Funchal.
El cuartel, donde se ha habilitado un área médica, un comedor y una zona de dormitorio, aún no ha excedido su capacidad y el Coronel afirma que "harán todo lo posible para encontrar soluciones suficientes" si aumentan los damnificados.
"Vamos a continuar apoyando a las personas que tenemos aquí y a colaborar en las tareas de limpieza y desescombro", subraya con firmeza.
Además del Ejército, los servicios de protección civil y las autoridades municipales varias organizaciones civiles se han movilizado en las tareas de limpiar la ciudad y asistir a las víctimas.
Hasta los "escuteiros", como se denomina en Portugal la organización juvenil Boy Scouts, trabajaron hoy intensamente en la Avenida 5 de Outubro, una de las arterias de Funchal destrozada por las riadas que el sábado mataron al menos a 42 personas.
"Somos 80 efectivos y por la tarde habrá más. En este momento colaboramos con las brigadas de limpieza", señaló a Efe el coordinador del equipo, Silvano Rodrigues, que armado de una pala se afanaba por limpiar de barro y basuras la avenida.
Silvano destaca el agradecimiento de las personas cuyos establecimientos han quedado inundados en esa zona -entre ellos un concesionario de automóviles- y se congratula por que la lluvia casi no se haya hecho sentir durante la jornada de hoy.
Muchos vecinos de Funchal se han sumado también voluntariamente a las tareas de limpieza, sobre todo en las cercanías de la "Baixa", la zona baja de la ciudad y una de las más afectadas por las riadas que descendieron con violencia de los cerros cercanos. EFE
"Supe ahora que mi sobrino ha desaparecido", dice desolada la mujer, cuya situación no es menos dramática que la de María Abril, de unos setenta años, que salvó su vida por casualidad y se quedó también "sin nada".
"No sé cómo ha quedado mi casa. Me avisaron de que está complemente destruida y me vine directamente aquí. Tuve suerte de salvar la vida", relata entre lágrimas al recordar la tragedia que se abatió sobre la zona periférica de Santa Rita.
A pesar del drama, la mayoría de los desalojados reconocen que les ha llegado ayuda con rapidez y que, de momento, no les falta lo necesario para sobrevivir.
Carlos Dionisio, Coronel del Ejército y responsable de las operaciones de asistencia, explica a Efe que el número de afectados varía y algunos pueden ser realojados pero otros continúan ingresando al cuartel a medida que las misiones de rescate avanzan.
"Nuestro principal esfuerzo, en colaboración con Protección Civil, se dirige hacia las personas aisladas, para que les lleguen alimentos", señala el militar, cuyas fuerzas aún tuvieron que rescatar el domingo por la noche a tres personas de la zona de Ribeira Brava, cercana a Funchal.
El cuartel, donde se ha habilitado un área médica, un comedor y una zona de dormitorio, aún no ha excedido su capacidad y el Coronel afirma que "harán todo lo posible para encontrar soluciones suficientes" si aumentan los damnificados.
"Vamos a continuar apoyando a las personas que tenemos aquí y a colaborar en las tareas de limpieza y desescombro", subraya con firmeza.
Además del Ejército, los servicios de protección civil y las autoridades municipales varias organizaciones civiles se han movilizado en las tareas de limpiar la ciudad y asistir a las víctimas.
Hasta los "escuteiros", como se denomina en Portugal la organización juvenil Boy Scouts, trabajaron hoy intensamente en la Avenida 5 de Outubro, una de las arterias de Funchal destrozada por las riadas que el sábado mataron al menos a 42 personas.
"Somos 80 efectivos y por la tarde habrá más. En este momento colaboramos con las brigadas de limpieza", señaló a Efe el coordinador del equipo, Silvano Rodrigues, que armado de una pala se afanaba por limpiar de barro y basuras la avenida.
Silvano destaca el agradecimiento de las personas cuyos establecimientos han quedado inundados en esa zona -entre ellos un concesionario de automóviles- y se congratula por que la lluvia casi no se haya hecho sentir durante la jornada de hoy.
Muchos vecinos de Funchal se han sumado también voluntariamente a las tareas de limpieza, sobre todo en las cercanías de la "Baixa", la zona baja de la ciudad y una de las más afectadas por las riadas que descendieron con violencia de los cerros cercanos. EFE
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