La ceniza se dispersa en un radio aproximado de dos kilómetros en dirección al noroeste.
La constante desgasificación genera sonidos similares a turbinas de avión, las cuales son audibles a 5 kilómetros del volcán.
El cono mantiene actualmente un flujo de lava de que se divide en dos ramales, uno en dirección al río El Chupadero y otro a 1.5 kilómetros de la aldea Los Pocitos, y la lava se mantiene a 200 metros de una de las viviendas del poblado.
Debido a que aún existe la amenaza para el área, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), mantiene un monitoreo constante, por lo que recomendó a la población no acercarse al cráter lateral, ya que ocasionalmente puede incrementar las explosiones y causar daños por caída de bloques incandescentes.
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