jueves, 10 de septiembre de 2009
Bomberos neoyorkinos recuerdan el 11 de septiembre de 2001
Reportaje Especial para Noticias de Bomberos en Guatemala
Recuerdo del ataque nunca se borra para los sobrevivientes
Washington. Vestidos con una armadura al estilo del siglo XXI, cubiertos de hollín y cenizas, salieron de la misma boca del infierno, los escombros del Centro Mundial del Comercio de la ciudad de Nueva York, el 11 de septiembre del 2001. Eran los bomberos del FDNY, el Departamento de Bomberos de Nueva York.
Eran los que habían corrido escaleras arriba por las torres en llamas y guiado el descenso de muchos de los miles que pudieron escapar. Eran los que se quedaron en el infierno cuando el resto de la ciudad salía corriendo.
Eran los que tamizaron los cascajos a que habían quedado reducidas las torres y hurgaron entre los escombros con la esperanza de encontrar a alguien, a cualquiera, que podía estar vivo mientras el resto de la nación se tambaleaba todavía bajo la conmoción y la pérdida causadas por el peor ataque terrorista en la historia mundial.
Muchos bomberos no salieron por sus pies de la montaña humeante que quedó donde una vez las torres subían al espacio -- 343 murieron haciendo su trabajo, protegiendo a su ciudad y su gente. Tras la pérdida de tantos, los estadounidenses a menudo llaman héroes, por su sacrificio de ese día, a los bomberos sobrevivientes. Louie Chacchioli es un bombero que rechaza esa palabra.
"Yo hacía mi trabajo", dice Cacchioli. Ese día, en su trabajo, entró corriendo en un rascacielos en llamas y ayudó a evacuar a los trabajadores que estaban dentro, presas del pánico; salió de la Torre Uno, pero entonces quedó enterrado bajo los escombros de la Torre Dos, que se desplomó.
Lo encontraron, pero ahora vive con la visión dañada, una pérdida del 30 por ciento de la función pulmonar y desorden de estrés postraumático.
Todos son unos héroes
"Los héroes son los 343 bomberos que murieron ese día", dice Cacchioli en conversación telefónica desde su casa en Bayside, en el área metropolitana de Nueva York. "No considero que yo haya hecho nada extraordinario al ir a un incendio... Si hay una oportunidad de salvar vidas, esa es la primera prioridad de uno".
Debido a sus heridas, Cacchioli nunca volvió a trabajar como bombero de la ciudad de Nueva York, pero, voluntariamente, emprendió una tarea horripilante, tétrica y peligrosa en "la pila", la enorme montaña de escombros que cubría el Punto Cero, el pedazo de Manhattan que una vez ocuparon las Torres Gemelas.
Allí, en medio de los escombros humeantes y el metal retorcido, Cacchioli aprendió la lección más grande de la tragedia del 11/9: al gran desastre se respondió con un apoyo aún más grande de la confraternidad internacional de bomberos y otra gente solícita, que llegaba de cerca y de lejos.
"Cuando yo estaba allí abajo hurgando -- no solamente yo, muchos otros también -- uno miraba hacia atrás y había un bombero de Italia, un bombero de (Las) Vegas, un oficial de policía del Servicio Médico de Emergencia", dijo Cacchioli. "Todos querían hacer algo".
Dan Daly, jefe retirado del Departamento de Bomberos de Nueva York, tiene mucho en común con Cacchioli. Ambos son sobrevivientes del 11/9. Ambos perdieron ese día docenas de amigos y colegas. Ambos llegaron a comprender al máximo el desastre mientras trabajaban en la pila.
Daly describe "el horror de mirar esa pila", en contraste con una "ciudad de ángeles" que brotó del otro lado de la calle, donde los voluntarios les regalaban a los trabajadores comida, bebidas, calcetines limpios, plegarias y masajes.
"Uno se sentía tan positivo en cuanto a la humanidad y toda esa gente maravillosa que venía a ayudarlo a uno, y entonces volvía la vista y encaraba otra vez esa escena del Infierno de Dante", recordó Daly durante una conversación telefónica desde su casa en Ossining, Nueva York. "Cuando presencié eso, fue como las opciones que todos enfrentamos en nuestras vidas: ¿de qué lado queremos alinearnos? Creo que con la ciudad de los ángeles".
En cierto modo, el aniversario del 11/9 no tiene significado para estos ex bomberos; el día está siempre con ellos. En septiembre, noviembre o junio, el recuerdo está siempre con ellos, las pérdidas son siempre vívidas. A medida que los medios noticiosos aumentan su reconocimiento del evento y se planean actos recordatorios al aproximarse el aniversario, estos bomberos tienen opiniones bastante diferentes acerca de dónde está la nación, tres años después del más mortal de los ataques terroristas.
"Si el 11/9 fue un toque de diana, mucha gente ha vuelto a dormirse otra vez", dice Daly. Cree que algunos han tratado de enterrar los recuerdos dolorosos de los eventos, cuando se necesita realmente más participación ciudadana si los estadounidenses han de vivir en un mundo menos peligroso, más seguro.
Más bien que un Estados Unidos que duerme, Louie Cacchioli ve gente que está muy al tanto de la amenaza terrorista, hasta conciente de que podría ocurrir otra vez, en cualquier momento, en cualquier lugar.
Cacchioli también se siente enojado. Ha leído el informe final de la Comisión del 11/9, publicado recientemente por la Comisión Nacional bipartidista sobre los Ataques Terroristas a Estados Unidos, que investiga los eventos que desembocaron en los ataques terroristas.
Concluye que gente en los altos niveles le falló a él y le falló a su país cuando la nación se sintió tan paralizada y falta de preparación ante un ataque terrorista.
El jefe Daly está en Hungría para celebrar el octavo aniversario de los ataques del 11/9, a invitación de los bomberos húngaros que conoció en un viaje anterior a Europa Central. En los últimos años ha visitado 22 ciudades en ocho países, ha hablado con la gente responsable de las respuestas iniciales, con funcionarios y grupos ciudadanos y estudiantiles.
En estas conversaciones, siempre les recuerda a sus audiencias extranjeras que el 11/9 los responsables de las respuestas iniciales pudieron facilitar "lo que podría ser la operación de rescate más exitosa que se haya hecho nunca", cuando más de 25.000 personas salieron de los edificios atacados con ayuda de personal de bomberos y policías.
Daly se siente también ansioso de compartir su historia de sobreviviente y su fe en el valor, la compasión y el sentido de solidaridad que pueden unir al mundo frente al desastre. "Vuelvo sintiéndome optimista", dice Daly de su nueva carrera de agente de extensión internacional. "Después de cada viaje, vuelvo sintiendo que tenemos una oportunidad... en algún punto de nuestra evolución, de trabajar todos juntos por la paz".
De regreso en la ciudad de Nueva York, en los próximos días miembros del FDNY se congregarán, vestidos con sus uniformes, en Manhattan, Brooklyn, Queens y otros vecindarios de la ciudad en ceremonias para rebautizar calles en honor de los camaradas que dieron la vida el 11 de septiembre de 2001.
En Estados Unidos y el extranjero presenciarán esas ceremonias miles y miles que siguen considerando a estos bomberos héroes de nuestros tiempos, no importa lo renuentes que ellos se sientan.
Este artículo es parte de una colección especial de material recordatorio en ocasión del octavo aniversario de los ataques del 11 de septiembre. La colección está disponible en http://usinfo.state.gov/is/Hope_and_Rebuilding.html
El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http//usinfo.state.gov/espanol/)
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