Periódico Nuestra Comunidad
Algunos se preguntarán por qué es importante seguir las audiencias de confirmación de Sonia Sotomayor a la Corte Suprema: primero porque las decisiones del máximo tribunal afectan a toda la población del país. Y aunque se supone que la ley que aplican los jueces supremos no tiene raza ni color, nadie puede negar que la diversidad puede ser buena no para crear prejuicio del resultado de un caso, sino para ponerlo en contexto.
Además en este caso se trata de la primera hispana en la historia con el potencial de llegar al Supremo, y la forma en que se conducen los senadores refleja ciertas posturas hacia toda una comunidad.
Por ejemplo, los republicanos se han dedicado a pintar a Sotomayor como una activista radical incapaz de aplicar las leyes de manera imparcial básicamente por ser mujer y por ser hispana.
Sus 17 años como juez federal se han limitado a dos instancias: haber dicho en 2001 que una latina sabia podría arribar a mejores conclusiones que un hombre blanco sin las mismas experiencias; y una decisión del Segundo Circuito de Apelaciones, que integra, que anuló los resultados de un examen de promoción laboral del Departamento de Bomberos de New Haven, Connecticut, porque ningún bombero afroamericano la aprobó. Los demandantes son blancos. La Suprema Corte revocó esa decisión.
Esto llevó a que varios republicanos tildaran a Sotomayor de “racista a la inversa”.
Lo interesante de todo es quién encabeza el coro de cuestionamientos republicanos sobre racismo, prejuicio e imparcialidad: Jeff Sessions, senador de Alabama y el republicano de mayor rango en el panel Judicial del Senado, acusado en su momento por futuros colegas senadores de insensibilidad hacia los asuntos raciales.
En 1986 Sessions fue nominado por el presidente Ronald Reagan al estrado federal, pero el Comité Judicial que ahora integra “mató” la nominación. Sessions representa a un estado con una controvertida historia de segregación racial.
Durante sus audiencias de confirmación, varios demócratas citaron la “insensibilidad” de Sessions hacia asuntos raciales. Algunos reportes dicen que Sessions declaró (en broma) que el Ku Klux Klan no sería tan malo con la salvedad de que algunos de sus integrantes fuman marihuana.
También aseveró que organizaciones como la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP) y la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) habrían sido inspiradas por comunistas.
En las presentes audiencias, Sessions se refirió al Fondo Puertorriqueño para la Defensa Legal y la Educación (PRLDEF), que ahora se llama Latino Justice, como el “ACLU Puertorriqueño”.
Sotomayor sirvió por doce años en PRLDEF. Un grupo de derecha publicó un anuncio que sugiere que Sotomayor tiene lazos terroristas por sus vínculos a PRLDEF.
Sessions también insinuó que todos los puertorriqueños tienen que pensar igual. En un intercambio (o monólogo) sobre el caso de los bomberos de Connecticut, Sessions le dijo a Sotomayor que “si usted hubiera votado con el juez (José) Cabranes, también de origen puertorriqueño, usted habría cambiado el caso”.
Y el historial de Sessions en materia migratoria habla por sí mismo, aprovechando cada oportunidad para arremeter contra la reforma migratoria integral.
En 2006, Sessions declaró su apoyo a la barda entre México Y EEUU diciendo que “buenas bardas hacen buenos vecinos”, y llegó a referirse al plan de reforma de 2007 como el “Acta de Asistencia y Facilitación de Terroristas”.
Todos sabemos que las audiencias de confirmación no sólo pretenden determinar si Sotomayor está lista para las grandes ligas del máximo tribunal del país.
Se trata de la oportunidad de los senadores para traer a colación temas que movilicen a sus bases y de atraer a potenciales votantes. Se trata de acumular puntos políticos en sus respectivos estados. En el caso de Sessions, no porque lo necesite porque fue reelecto en 2008 con casi 64 por ciento del voto. Por cierto, Barack Obama sólo obtuvo 10 por ciento del voto anglosajón en Alabama.
Pero no sé si republicanos como Sessions se dan cuenta o si les importa la impresión que estén causando entre aquellos hispanos que estén siguiendo el proceso o las noticias que se escriban en torno al mismo, considerando, sobre todo, el pobre estado de la relación de su Partido Republicano con los latinos.
Pareciera que los republicanos no quieren o no les importa hacer buenas inversiones; no miran hacia el futuro, hacia su futuro político. En vez de invertir en su relación con un grupo de votantes y potenciales votantes que bien puede determinar su viabilidad como partido nacional, siguen echando mano de estrategias baratas que les permiten acumular puntos políticos con una base que de todos modos ya los apoya.
Así lo resumió Simon Rosenberg, presidente de NDN: “Si en las próximas semanas parece que los republicanos politiquean con la carta racial en vez de centrarse en la experiencia jurídica de Sotomayor, se puede reforzar la profunda impresión de que la perspectiva anacrónica e intolerante del Partido Republicano en torno a la raza y la diversidad, los hacen menos capaces de liderar el Estados Unidos muy diferente y muy racialmente diverso de principios del Siglo 21”.
Maribel Hastings
Senior Advisor de America's Voice
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