Para María Luisa Noj, la noche del sábado fue eterna, ya que hasta la madrugada buscó, con ayuda de vecinos y socorristas, los cuerpos de su esposo, Hugo López; sus hijos Gustavo y Luis; su nuera Sonia; su nieto Byron y su vecino Rodolfo.
Su angustia empezó cuando sus vecinos le avisaron el sábado, a eso de las 17.30, que un aluvión y troncos de árboles habían sepultado las viviendas de sus familiares, en el asentamiento 19 de Mayo, colonia Reyna, zona 6. Ayer por la tarde encontró el cuerpo de su hijo Luis.
Otro drama se vivió en la aldea Xepanil, Chimaltenango, cuando un apagón le salvó la vida a Mario Suy, que había salido a comprar velas a una tienda. Entonces escuchó un estruendo en su vivienda, por lo que regresó a toda prisa. Al llegar solo escuchaba los gritos de su hermano Elías, de 12 años, a quien pudo rescatar con vida.
Sin embargo, 11 miembros de su familia —de entre 11 y 65 años de edad— murieron soterrados. Ellos forman parte de las 50 personas que perdieron la vida en ese departamento.
Su angustia empezó cuando sus vecinos le avisaron el sábado, a eso de las 17.30, que un aluvión y troncos de árboles habían sepultado las viviendas de sus familiares, en el asentamiento 19 de Mayo, colonia Reyna, zona 6. Ayer por la tarde encontró el cuerpo de su hijo Luis.
Otro drama se vivió en la aldea Xepanil, Chimaltenango, cuando un apagón le salvó la vida a Mario Suy, que había salido a comprar velas a una tienda. Entonces escuchó un estruendo en su vivienda, por lo que regresó a toda prisa. Al llegar solo escuchaba los gritos de su hermano Elías, de 12 años, a quien pudo rescatar con vida.
Sin embargo, 11 miembros de su familia —de entre 11 y 65 años de edad— murieron soterrados. Ellos forman parte de las 50 personas que perdieron la vida en ese departamento.
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