Copiapó, Chile, 11 Octubre (NBG).- El ministro chileno de Minería, Laurence Golborne, aseguró ayer que se harán todas las pruebas necesarias a los equipos con que serán sacados a la superficie los 33 mineros atrapados desde el 5 de agosto último en el norte del país, “para tener un rescate tranquilo”.
El funcionario destacó que se harán pruebas con la cápsula de rescate, con el fin de evitar fallos y contratiempos.
Los mineros serán sacados a la superficie en una cápsula bautizada como Fénix, diseñada y construida especialmente por la Marina chilena con ese objetivo.
“Probaremos todo lo necesario para estar tranquilos para el rescate”, subrayó Golborne, en una comparecencia ante periodistas en las afueras de la mina San José, en la que se ha desarrollado el drama de los mineros, atrapados a 700 metros bajo tierra.
La noche del sábado último comenzó el “encamisado” (revestimiento) con tubos de acero de los primeros 96 metros del conducto, por el que serán evacuados los mineros, y después de las primera horas de labor Golborne reiteró que el inicio del rescate “continúa estimándose en torno al miércoles próximo”.
Matizó, en todo caso, que esa labor “se puede atrasar o adelantar”, según el resultado de las pruebas que se harán a los equipos de rescate.
“Queremos avanzar lo más rápido posible, pero sin dejar de tener en cuenta que estamos tomando medidas de seguridad para rescatar con vida a estas personas, y sin ninguna contingencia”, explicó Golborne.
“Vamos a probar lo que sea necesario para estar tranquilos de que todo está funcionando como hemos previsto”, concluyó.
André Sougarret, jefe técnico del rescate, indicó por aparte que el trabajo de revestimiento finalizará a eso de las nueve de la mañana, hora local, (12 GMT) de hoy.
También indicó que el plan C de rescate, a cargo de una máquina petrolera Rigg-421, que excava directamente un conducto de 66 centímetros de diámetro, sigue perforando, y ya se encuentra a una profundidad de 447 metros.
El plan A, a cargo de una máquina Strata 950, fue detenido cuando se aproximaba a los 600 metros, en la primera etapa de su labor, ya que después debía repasar todo el conducto para ensanchar su diámetro, también a 66 centímetros.
En tanto, un torbellino de emociones espera a los 33 mineros que sobreviven a 700 metros de profundidad y que pronto enfrentarán el reencuentro familiar, el asedio mediático, la fama y quizás la riqueza fugaz, que podría llevarlos a sentirse solos e incomprendidos.
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