Chile 12 Octubre (NBG).- Mario Sepúlveda llegó a la superficie. Mientras tanto, en el refugio se encuentran dos rescatistas acompañando al resto de los mineros. Los planes que desde hace semanas ensaya el equipo, se enfrentan con la verdad. Los 33 serán izados, uno por uno, a lo largo de 622 metros, en una operación que genera gran nerviosismo y expectativa.
Florencio Avalos, de 31 años, fue el primero de los 33 mineros en ser rescatado sano y salvo, en un espectacular operativo. Luego de que el primer rescatista, Manuel González, arribó al fondo de la mina, Ávalos se puso una ropa especial e ingresó a la cápsula. Al cabo de unos pocos minutos de instrucciones, y tras despedirse de sus compañeros, René Aguilar, dio la orden se inició el milagro.
El rescatista Roberto Ríos, perteneciente a la marina chilena, realizó un segundo descenso, tras el primero que completó su compañero González, para asistir a los mineros en su salida.
"Podemos sentirnos más orgullosos que nunca de ser chilenos", dijo el presidente de Chile, Sebastián Piñera, luego del primer rescate. "Los chilenos aprendimos el valor de la fe y de la esperanza. Esta mina tiene una larga historia de accidentes y por lo tanto no se va a volver a abrir mientras no garantice la salud y la vida de quienes trabajan en ella, y lo mismo va a ocurrirá con todas las demás minas de nuestro país. Vamos a cambiar las normas", agregó.
La cápsula en la que serán extraídos los mineros sufrió una abolladura en la puerta cuando realizó su primer descenso, lo que obligó a ajustarla con golpes de martillo y generó una demora en la operación. Una vez reparada, incursionó en un segundo viaje de prueba que fue un éxito.
Tras realizar una primera prueba vacía, la cápsula emergió por el ducto de 622 metros con algunos rasguños y se puso ver a operarios golpear su puerta varias veces con un martillo. La cápsula de metal, de cuatro metros de alto y 450 kilos de peso, será el vehículo por el cual emergerán uno a uno los 33 mineros atrapados desde el 5 de agosto.
Jorge Sougarret, un experto entrevistado por la televisión chilena, señaló que la falla se debió a un problema en las ruedas ajustables de la cápsula, en la transición entre la parte del conducto que está revestida (hasta 56 metros) y la que no lo está, lo que generó que la cápsula golpeara contra la pared y se produjera la abolladura.
Ávalos, será seguido por Mario Sepúlveda, de 39 años, y Juan Illanes, de 52 años. Luego será el turno del boliviano Carlos Mamani, de 23, según una fuente gubernamental que sólo comunicó los nombres de los cuatro primeros.
El orden del ascenso sigue un modelo teórico conocido de salvamento, explicaron los socorristas: "primero los más hábiles", capaces de reaccionar frente a un problema, "luego los más débiles", por razones de salud o psicológicas, y "por último los más fuertes", capaces de sobrellevar una espera más prolongada.
Siguiendo el mismo modelo, se presume que el principal del grupo de los mineros, Luis Urzúa, de 54 años y jefe de turno el día del accidente, será el último en emerger. Alberto Avalos dijo que la última vez que habló con su sobrino Florencio fue "hace 15 días" y que "estaba muy calmo".
El ministro de Salud, Jaime Manalich advirtió que la última palabra sobre el orden en que serán izados la tendrán los socorristas, que descenderán al fondo de la mina para preparar los traslados hacia la superficie. La operación empezará cuando se acabe de instalar y probar el sistema de izamiento de los mineros, así como el sistema de comunicaciones que permitirá mantener el contacto con ellos.
Una baliza con luces y una alarma similar a la de una ambulancia anunciarán el momento en que cada uno de los mineros esté a punto de salir a la superficie para alertar a los equipos médicos, explicó el ministro de Salud, Jaime Mañalich.
Jean Romagnoli, uno de los médicos encargados del rescate, dijo que los 33 están en buenas condiciones para el largo ascenso. El ingeniero jefe André Sougarret advirtió que "siempre hay riesgo al transportar personas en un sistema vertical", por "la caída de rocas y que alguna de las cápsulas se atasque".
Los médicos estiman por su parte que el mayor peligro es un ataque de pánico durante el ascenso. Cada minero será atendido por un médico inmediatamente después de que arribe a la superficie. Después pasarán a módulos especiales, donde podrán reunirse con dos o tres familiares.
Desde allí serán llevados en helicóptero a una base militar (en un trayecto de unos 12 minutos) en Copiapó, a 45 km de allí, y luego recorrerán unos 300 metros a un hospital estatal de la ciudad, donde se ultiman detalles para darles la bienvenida, al igual que en varias poblaciones de Copiapó.
Tras realizar una primera prueba vacía, la cápsula emergió por el ducto de 622 metros con algunos rasguños y se puso ver a operarios golpear su puerta varias veces con un martillo. La cápsula de metal, de cuatro metros de alto y 450 kilos de peso, será el vehículo por el cual emergerán uno a uno los 33 mineros atrapados desde el 5 de agosto.
Jorge Sougarret, un experto entrevistado por la televisión chilena, señaló que la falla se debió a un problema en las ruedas ajustables de la cápsula, en la transición entre la parte del conducto que está revestida (hasta 56 metros) y la que no lo está, lo que generó que la cápsula golpeara contra la pared y se produjera la abolladura.
Ávalos, será seguido por Mario Sepúlveda, de 39 años, y Juan Illanes, de 52 años. Luego será el turno del boliviano Carlos Mamani, de 23, según una fuente gubernamental que sólo comunicó los nombres de los cuatro primeros.
El orden del ascenso sigue un modelo teórico conocido de salvamento, explicaron los socorristas: "primero los más hábiles", capaces de reaccionar frente a un problema, "luego los más débiles", por razones de salud o psicológicas, y "por último los más fuertes", capaces de sobrellevar una espera más prolongada.
Siguiendo el mismo modelo, se presume que el principal del grupo de los mineros, Luis Urzúa, de 54 años y jefe de turno el día del accidente, será el último en emerger. Alberto Avalos dijo que la última vez que habló con su sobrino Florencio fue "hace 15 días" y que "estaba muy calmo".
El ministro de Salud, Jaime Manalich advirtió que la última palabra sobre el orden en que serán izados la tendrán los socorristas, que descenderán al fondo de la mina para preparar los traslados hacia la superficie. La operación empezará cuando se acabe de instalar y probar el sistema de izamiento de los mineros, así como el sistema de comunicaciones que permitirá mantener el contacto con ellos.
Una baliza con luces y una alarma similar a la de una ambulancia anunciarán el momento en que cada uno de los mineros esté a punto de salir a la superficie para alertar a los equipos médicos, explicó el ministro de Salud, Jaime Mañalich.
Jean Romagnoli, uno de los médicos encargados del rescate, dijo que los 33 están en buenas condiciones para el largo ascenso. El ingeniero jefe André Sougarret advirtió que "siempre hay riesgo al transportar personas en un sistema vertical", por "la caída de rocas y que alguna de las cápsulas se atasque".
Los médicos estiman por su parte que el mayor peligro es un ataque de pánico durante el ascenso. Cada minero será atendido por un médico inmediatamente después de que arribe a la superficie. Después pasarán a módulos especiales, donde podrán reunirse con dos o tres familiares.
Desde allí serán llevados en helicóptero a una base militar (en un trayecto de unos 12 minutos) en Copiapó, a 45 km de allí, y luego recorrerán unos 300 metros a un hospital estatal de la ciudad, donde se ultiman detalles para darles la bienvenida, al igual que en varias poblaciones de Copiapó.
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