jueves, 11 de diciembre de 2014

Dos hermanos mueren al incendiarse su casa

Guatemala (NBG).- “A los hermanitos los encontré abrazados debajo de la pila, como que trataron de protegerse, pero fueron alcanzados por el fuego. Es lo peor que me ha tocado vivir en mis 18 años de servicio”, son las palabras con las que describe Adolfo Enríquez, un bombero voluntario, el drama que le tocó vivir ayer en el asentamiento La Independencia, anexo a la colonia Paraíso de la zona 18.


Dos hermanos mueren al incendiarse su casa
Bomberos y fiscales del MP buscan evidencias para determinar el origen del siniestro. Foto D. Tercero/s21
 
El sector, poblado con humildes viviendas, ayer fue escenario de una tragedia al incendiarse la casa del lote 93, donde Jefferson de Jesús, de 6 años, y Josué Daniel, de 3, ambos de apellidos Esteban Rodríguez, estaban encerrados en un cuarto cuando la vivienda se incendió.
“Salí a comprar tortillas para el desayuno; me tardé unos 20 minutos. Cuando regresé no podía creer que mi casa se estaba quemando, no me importa que lo haya perdido todo, pero el dolor que llevaré toda mi vida es que no pude rescatar a mis hijos”, sollozaba Felícita Rodríguez, quien luego gritaba desgarrada: “¡Ay Dios mío, por qué me está pasando esto; quiero ver a mis nenes!”.
Los hermanitos Esteban Rodríguez se quedaron encerrados con candado, situación que impidió a los vecinos ayudarlos cuando se inició el fuego. Sus gritos traspasaban el crepitar de las láminas y maderos que ardían, mientras afuera la madre pedía ayuda y los bomberos luchaban por llegar al lugar.
Los socorristas realizaron un tendido de mangueras de unos 500 metros, que pasaba entre los callejones, para poder llevar agua hasta la vivienda que ardía y sofocar el incendio, labor que les tomó unos 45 minutos, tiempo en el cual el fuego consumió todo.
                                                 La última historia
“Papito, ¿es cierto que Dios está con nosotros?”, le preguntó Jefferson a su padre, Leandro Esteban, antes de salir a trabajar.
Mientras esperaba que le entregaran los cuerpos de sus pequeños, lágrimas rodaban por las mejillas del hombre, quien con voz quebrada narraba los últimos minutos que convivió con sus hijos.
“Les conté una historia bíblica cuando salí, y a las 9:15 me llamaron para avisarme del incendio”, expresa, y luego agrega: “Los abracé al despedirme; sé que mis niños están con Jesús”.
Los cuerpos son velados en la Iglesia Peniel. Hoy los trasladarán a San Pedro Pinula, Jalapa, para inhumarlos en el cementerio local mañana.
TOMADO DE SIGLO 21

No hay comentarios:

Publicar un comentario