viernes, 10 de agosto de 2012

Cuerpo de Bomberos Municipales de Guatemala, 56 años de vida

Guatemala (NBG).- Recuerdo el día que aprobé el examen de admisión al Benemérito Cuerpo de Bomberos Municipales de Guatemala, con tanta claridad como recuerda un rey el día de su coronación o un cardenal el de su elevación a esa distinción.

Ahora, después de 30 años de servicio en esta noble institu
ción que me vio crecer y desarrollarme como bombero de carrera y como periodista, se ha desvanecido toda visión romántica, he trepado por escaleras de incendios miles de veces, a sabiendas que en cualquier momento el techo podría desplomarse sobre mí, o el piso hundirse, o estallar algún explosivo oculto; he visto morir a amigos y he llevado muertos en mis brazos.

Justa es la razón de haber escogido el fuego como metáfora del infierno. ¿Qué podría ser más espantoso que la lenta agonía de la piel, que se chamusca hasta que se obstruye la garganta? Estar tan cerca de la muerte no me parece nada interesante, nada romántico. Después de cada incendio, el interior de mi nariz queda cubierto de hollín y escupo las flemas negras de mi oficio.

A veces, después de un siniestro, alguien me pregunta cómo me encuentro, me limito a menear la cabeza, me siento como si hubiese ascendido a una montaña, y gozo de la muda y personal satisfacción de la victoria.

Quisiera que todo aquel que se proponga inscribirse para la prueba de admisión en el cuerpo de bomberos, pudiera haber visto la tristeza de esos ojos, que explican por qué combatimos los incendios.

En aquel momento era yo parte de ese hombre sentado en el vestíbulo de una casa de vecindad y todos éramos los bomberos de Guatemala.

Los Bomberos Municipales arriban a sus 56 años de vida al servicio de la comunidad, prestando un servicio tan noble y con salarios de hambre
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario