lunes, 14 de junio de 2010

En los ojos del que ayuda

Luis Assardo


Bomberos Unidos sin Frontera durante la emergencia de Ágatha


Guatemala, 14 de junio (NBG).- Relatos de cuatro jóvenes que participaron en la atención de las emergencias ocasionadas por el Volcán de Pacaya y la Tormenta “Agatha”.
La erupción del volcán de Pacaya y pocas horas después el impacto de la tormenta tropical ‘Agatha’ dieron a los guatemaltecos una muestra del poder de la naturaleza y la debilidad de nuestros sistemas de prevención y alerta. Los Desastres producen muerte y destrucción. Durante y después de la tragedia hay cientos de personas que trabajan arduamente por ayudar. Los jóvenes son la fuerza motriz y el brazo largo de entidades de socorro y agrupaciones espontáneas de personas que desean ayudar a los afectados y luego a damnificados.

 “elPeriódico” le pidió a cuatro personas que actuaron durante estas emergencias, que nos compartieran con sus propias palabras, sus vivencias, impresiones y visiones del contacto con la tragedia para miles de familias. Gretel Meng es oficial de Bomberos Municipales y presta servicio desde hace más de 15 años en diferentes estaciones, esos días asistió a varias emergencias relacionadas. Erick Armas es bombero Voluntario y presta servicio desde hace varios años en la estación de bomberos de San José Pinula. Durante toda la emergencia participó en rescates en varios municipios aledaños.

 Daniel Hacohen de forma espontánea organizó un grupo para recolectar ayuda, con la ayuda de la empresa en donde trabaja y otros amigos se unió a Bomberos Unidos Sin Fronteras de Guatemala para poder llegar a lugares inaccesibles con víveres y medicamentos. Rocío Mesarina es miembro de Jóvenes por Guatemala, cuando se supo de las necesidades de las comunidades afectadas se dirigió a participar en las labores de coordinación en centros de acopio y distribución de insumos para damnificados.

 Los cuatro comparten una visión de abnegación que los llevó a trabajar en forma consecutiva durante varios días. Algunos atendieron emergencias durante la tormenta, evacuaron familias hacia albergues y rescataron cadáveres. Los otros actuaron en la segunda fase de la emergencia, la que pasa inadvertida para muchos guatemaltecos. Todos nos relatan según su perspectiva.
Gretel Meng: “No importa lo grande del desastre, los guatemaltecos vamos a salir adelante”.

El sábado ya sabía que me esperaba un turno duro por lo que ocasionó la lluvia de ceniza y los daños en las comunidades cercanas al volcán de Pacaya. Desde mi trabajo miraba cómo caía esa gran cantidad de agua, dónde horas antes se había formado una alfombra de ceniza.
De inmediato supe que las cosas serían complicadas. Ya había pasado por una experiencia similar en 1998 durante la tormenta tropical “Mitch" y mis recuerdos de esos días no eran muy agradables, 48 horas de turno, 7 barrancos evaluados, rescate de gente soterrada, destrucción e impotencia.
Así que alisté mi equipo de rescate y llegué a la Estación 2 de Bomberos Municipales, ubicada en el Bulevar Liberación. No llevaba ni diez minutos allí cuando nos avisaron de un rescate, era al final de la colonia El Gallito, zona 3. “Los dos carros!” gritó el encargado de la cabina de radio y así nos fuimos ocho bomberos en dos ambulancias hacía la dirección indicada. Ya en el lugar se encontraban varias ambulancias más.
Con camillas y palas en mano bajamos las interminables gradas que nos llevaban al lugar del deslave. A mi lado corría una de las líderes de la Coordinadora Local para la Reducción de Desastres (Colred) y me pidió que convenciera de evacuar a una señora que estaba con tres niños dentro de una de las casas que estaba a punto de caer al vacío. Llegué y sacamos a uno de los niños en brazos hacia la entrada del asentamiento.
Luego volví a bajar, ya rescataban a una niña de nueve años de entre el lodo, la colocaron en la camilla y al examinarla vimos que tenía fracturas en ambas piernas. También iba una señora que requería traslado hacia un hospital.

Sólo una niña quedó atrapada entre toneladas de lodo y los vecinos aseguraban que bajo el lodo había una señora y su hijo.

Luego de más de 45 minutos de palear y retirar lodo la niña mostraba signos de shock. Pasó un tiempo más para que entre todos se lograra sacar. De inmediato fue llevada hacia una ambulancia.
Familias entierran a sus seres queridos en Santa Apolonia


Aún faltaba encontrar a dos personas y cuando nos organizábamos para realizar la búsqueda, se escuchó un ruido ensordecedor. Corrimos hacia el lugar para saber que ocurría. Una casa se había derrumbado muy cerca de donde evacuamos a los niños, por suerte ya estaba vacía, así que no habían más víctimas que lamentar.
Con las condiciones climáticas que empeoraban, por seguridad y con un dolor en el corazón, tuvimos que retirarnos, ya que las condiciones no nos permitían continuar la búsqueda. Sentí lo mismo que 12 años antes.

Estoy muy agradecida con todos los vecinos que nos apoyaron en esta oportunidad, nos dieron una taza de café caliente, una champurrada que me supo a gloria y una sopa instantánea para recuperar las fuerzas y seguir con el trabajo el resto de la noche. Así, sin darme cuenta en ese momento, viví la solidaridad que tanto nos caracteriza y las ganas de ayudar incondicionalmente al prójimo. Me queda la certeza que no importa lo grande del desastre, los guatemaltecos vamos a salir adelante.
Erick Armas: “Estoy convencido que la unidad hace la fuerza”

En mi corta vida como bombero he tenido experiencias buenas y otras no tan buenas, pero todas me han hecho crecer de alguna manera como persona, me han ayudado a conocerme y a ver el lado humano de los guatemaltecos.
Tuve la oportunidad de estar en servicio el fin de semana que llegó la tormenta “Agatha”. No es el primer desastre natural que sucede en nuestro país y sin duda alguna no será el último, pero creo que es indispensable la unidad para salir adelante.

Fue muy triste ver la agonía de los guatemaltecos al perder sus viviendas y más triste aún fue presenciar la pérdida de familiares. Me conmovió mucho la mirada de tres de mis compañeros que venían de un deslave en el que cuatro niños perdieron la vida. Mojados, enlodados y sin decir una palabra, pude percibir la tristeza en sus rostros.
Había mucha incertidumbre, no teníamos luz, había mucho viento, trabajamos bajo la lluvia durante todo el día y toda la noche. En muchos casos era imposible el acceso a los lugares afectados debido a árboles caídos y postes de alumbrado público que obstruían el paso de las unidades de rescate. El teléfono no paraba de sonar y mientras se aproximaba la noche, la preocupación incrementaba. Como si fuera poco la lluvia y la ceniza impedían que las unidades de rescate circularan rápidamente por la autopista. Entre accidentes de tránsito, deslaves, derrumbes, personas soterradas, lluvia, ceniza, y familias preocupadas no nos dábamos abasto. Tuvimos que utilizar automóviles particulares todo terreno para ingresar a lugares inaccesibles y cubrir la demanda de emergencias.
Los Bomberos Municipales, buscan a varias personas desaparecidas


En muchos casos tuvimos que improvisar herramientas para trabajar y a pesar de las limitaciones, me enorgullece decir que cada uno de mis compañeros dio el 110 por ciento para ayudar al prójimo, sin mencionar que todos dejamos a nuestras familias para servir a nuestra linda Guatemala.

Asimismo, y a pesar de esta tragedia, estoy convencido que la unidad hace la fuerza. Sentimos el apoyo de familiares, amigos y de persona desconocidas que con espíritu altruista se acercaron a nosotros y nos facilitaron agua y baterías para seguir trabajando. No cabe duda que los guatemaltecos somos solidarios, no importa la profesión u oficio. De alguna manera todos hemos contribuido para ayudar a quien más lo necesita. Aún hay mucho por hacer y aunque esta tormenta dejará cicatrices, depende de todos los guatemaltecos que tan rápido saldremos adelante.
Daniel Hacohen: “En algunas comunidades la entrega de víveres se hizo en lancha”.

Durante este período de necesidad en que se encontraba el país, nos dimos cuenta varios amigos que no nos podíamos quedar de brazos cruzados. De inmediato y de forma espontánea iniciamos la recolección de víveres y ropa. Todos usamos nuestros perfiles de la red social Facebook para pedir ayuda. En cuestión de un par de horas se empezaron a abrir las puertas y la generosidad de los amigos comenzó a hacerse notar. De pronto el garaje que usamos para recolectar la ayuda se llenó, a pesar de hacer varios viajes para entregar ayuda, regresábamos y el lugar volvía a estar lleno. Muchas personas empezaron a llamarme para ofrecer ayuda, entregarnos víveres y agua. Todos nos decían que no encontraban apoyo en instituciones.
La cantidad de ayuda que llegó hizo que nuestro tiempo de descanso se convirtiera en tiempo de entrega, ya que por motivos de trabajo, le dedicamos las noches al proceso de recolección y planificación, para luego irla a entregar durante los fines de semana. Mas adelante logramos encontrar apoyo en la organización Bomberos Unidos Sin Frontera (BUSF) que ya trabajaba en la entrega de víveres en comunidades de Chiquimulilla que habían quedado incomunicadas.
A muchos lugares sólo pudimos ingresar con vehículos todo terreno y en algunas comunidades la entrega de víveres se hizo en lancha. Usamos el río Los Esclavos como un puente de ayuda humanitaria. Miembros de BUSF Nicaragua vinieron y nos apoyaron en la tarea. Visitamos 6 comunidades: El Ahumado, Los Macizos, Santa Rosa, San Cristóbal, Matamoros y Las Posas. Cada una de estas comunidades tiene un promedio de 200 familias. Gracias a la contribución de amigos, mas de 100 familias afectadas y alrededor de 2 mil personas damnificadas pudieron tener comida en su mesa el fin de semana.
Nuestro equipo llegó a reunir 21 personas que voluntariamente ofrecieron su mano de obra. Aunque sabemos que queda mucho por hacer, deseamos continuar con nuestra contribución.

Agradecemos como organización el apoyo que nos brindó PriceSmart con la recolección de víveres y Telefónica con vehículos todo terreno.

Para quienes deseen colaborar pueden seguirnos en Facebook: BUSF Guatemala Bomberos Unidos Sin Fronteras y www.busf.org
Los Bomberos Voluntarios, rescatan a las víctimas


Rocío Mesarina: “Guatemala necesita de gente dispuesta a dar, a compartir y brindar ayuda”.

Realmente estos momentos es cuando más crece ese sentimiento de hacer algo por nuestro país. Es impresionante lo que la naturaleza puede hacer, pero es más impresionante la necesidad que hay en nuestro país de viviendas dignas, de comida, de ropa, en fin de tener una vida normal, una vida que todo guatemalteco merece. Con estos desastres naturales al final quien más afectado sale es la gente que menos posee para poder salir adelante. Hoy es cuando debemos abrir los ojos a la realidad y actuar; ayudar a nuestros hermanos damnificados por la erupción del volcán de Pacaya y la tormenta “Agatha”.

Cuando uno está actuando para poder llevar ayuda a la gente que en estos momentos la necesita más que nunca se siente algo muy especial, pero al mismo tiempo se siente que aún falta mucho por hacer, que realmente se necesita de una Guatemala unida para lograrlo. Es emocionante hacer llamados a la población para que aporten víveres, es emocionante convocar voluntarios, cada llamada de muchas personas deseosas de ayudar preguntando cómo lo pueden hacer, diciendo que tienen toda la disposición de ser voluntarios saca las lágrimas realmente y lo motiva a uno a seguir colaborando sin parar hasta que sea necesario.
Muchas personas creen que no vale la pena llevar poco o ayudar poco tiempo, pero no se imaginan lo que ese “poco” o esos minutos significan para esa gente que está ahí sin dónde vivir, sin qué comer, sin ropa para vestir.
Estar allí en los centros de acopio cargando cajas pesadas, bolsas pesadas, llenas de polvo, bajo el sol y la lluvia, entre la arena que quedó es una experiencia maravillosa, hacerlo pensando en toda la gente que vamos a ayudar nos da la energía necesaria para seguir y seguir por horas, a veces sin comer, sin tomar agua, pero con un corazón lleno de alegría y de satisfacción porque cada uno de las personas que colaboramos somos dos manos que aceleran la llegada de la ayuda que la gente espera con desesperación. 
Jóvenes por Guatemala se ha enfocado en hacer todo aquello que haga de Guatemala un mejor país y que mejor oportunidad que esta para hacerlo, estamos más comprometidos que nunca, estamos felices de lo que estamos logrando, pero estamos conscientes de aún queda mucho por hacer y tenemos todas las baterías cargadas para seguir luchando por una mejor Guatemala.
Yo invito a todos los guatemaltecos que gracias a Dios no sufrimos de ningún daño después de la erupción del volcán y de la tormenta a que se acerquen a nuestros centros de acopio y lleven víveres porque de poco en poco lograremos cubrir las necesidades de toda la gente. Además, los invito a unirse a nuestra red de voluntariado para clasificar, ordenar, llenar bolsas y cargar para que todo quede listo y llegue a su destino. (El Periodico).

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