Guatemala, 4 de febrero (NBG).- Los guatemaltecos despertaron hoy, hace 36 años, con un escenario que nadie desearía repetir, el movimiento de un potente terremoto de 7.5 grados en la escala Richter que mató a más de 23 mil personas y que dejó a miles más sin hogar.
Las historias son muchas y los que participaron en labores de rescate tienen una propia. Actualmente, existen planes de emergencia para enfrentar una situación de tal magnitud y equipo para realizar tareas de rescate, pero siempre surjen algunas dudas:
¿Estamos realmente preparados para enfrentar un Terremoto? ¿Se ha hecho lo suficiente en los años posteriores al evento del año 1976? ¿Las estructuras donde vivimos o trabajamos son las adecuadas para soportar un sismo?.
Sergio García Cabañas, director nacional de operaciones de emergencia de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), comenta que existe actualmente un plan nacional de emergencia en el que abarca a unas 54 entidades donde cada una tiene una función y una responsabilidad al momento de un desastre.
“Contamos con un centro de operaciones de emergencia que está dividido en cuatro sectores que aglomera a las instituciones y que son llamadas dependiendo de la necesidad o del requerimiento que se maneje en la emergencia”, comenta García Cabañas.
En el caso de un terremoto, señala García, nuestro protocolo indica que de inmediato se arma un Sistema de Comando de Incidentes y desde allí se señalan las directrices para las personas que trabajan en las actividades de respuesta a emergencias, principalmente la búsqueda y rescate.
Al momento de un terremoto existen equipos especializados que han sido entrenados en rescate en estructuras colapsadas, espacios confinados, tenemos ingenieros estructurales, geofísicos y médicos, entre otros.
“Al momento de un desastre, el equipo de rescate adscrito a Insarag, organismo de las Naciones Unidas, automáticamente pueden solicitar el auxilio a países vecinos, varios equipos especializados entonces llegan pero todos bajo los lineamientos del sistema del comando de incidentes”, agrega García Cabañas.
Por su parte José Rodríguez, vocero del cuerpo de Bomberos Municipales comenta que en caso de terremoto cuentan con 9 estaciones en la capital y 4 unidades tipo BREC (Búsqueda y Rescate en Estructuras Colapsadas) y varias plantas eléctricas.
“Recientemente nuestra comandancia obtuvo un mini tractor de rescate que tiene aparatos que son de mucha utilidad para estructuras colapsadas ya que cuenta con un martillo que ejerce presión de hasta 14 mil libras de presión y así se ingresa de forma rápida adonde está la víctima”, comenta Rodríguez.
Los Bomberos Municipales cuentan con 203 miembros de la guardia permanente y 443 miembros de la guardia ad honórem y todo ese personal es llamado en el momento de una emergencia nacional, asegura Rodríguez.
Recuerdos de bomberos
Orlando Falla, bombero Municipal activo de 1963 a 1995, participó en tareas de rescate ese 4 de febrero de 1976 recuerda que el corte de energía eléctrica ayudó a evitar incendios y después del sismo, del cual todos sus familiares resultaros ilesos, empezó a recorrer y prestar ayuda en su vecindario, posteriormente fue a la estación central de Bomberos Municipales para ser desplazado y prestar servicio.
El trabajo de Falla en ese momento fue descombrar y rescatar a sobrevivientes del sismo que estaban soterrados en sus casas y recuerda perfectamente la réplica del viernes, 6 de febrero donde comenta que “la carretera se veía que se movía como una culebra y vi que una nube de polvo cubría a la ciudad y me acuerdo que una señora que iba en su carro, en el momento de la réplica perdió el control del automóvil y se metió en una champa que resguardaba a una familia y resultó herido un niño”.
Falla es de la idea que si el terremoto hubiera sido en horas hábiles, posiblemente se hubieran reportado más pérdidas humanas porque “yo daba clases en un colegio del sur de la ciudad y era un edificio de tres niveles que colapsó, entonces todos los estudiantes y profesores no hubiéramos sobrevivido”, agrega.
“La solidaridad se hizo ver entre los guatemaltecos y todo el mundo se puso a trabajar y en pensar reconstruir sus hogares… como bombero, lo más impactante fue ver tanto muerto al mismo tiempo, afortunadamente no hubo mucho familiar de bomberos que hayan fallecido en el momento del terremoto”, recuerda Falla.
José Alfredo Coronado, actual comandante ejecutivo del Cuerpo Voluntario de Bomberos, activo desde 1960 a la fecha y quien se encontraba de turno la noche del sismo, comenta que “las experiencias son muchas.
Lo primero que hicimos fue ver si nosotros mismos estábamos bien y luego ir al rescate de sobrevivientes, nos tocó un trabajo bastante especial que no se había vivido por parte de ningún bombero”.
Coronado se ve sorprendido ese día del terremoto por historias impactantes como ésta que recuerda de manera especial, donde “un hombre llegó gritando a la estación de que su mamá aún estaba viva bajo los escombros y nos tocó por lo menos 4 horas poder sacarla, aunque llegamos a un punto donde decidimos amputarle una pierna para poderla sacar.
Pero, un compañero de trabajo rogó que no hicieran eso y afortunadamente con esfuerzo la logramos sacar sin hacer la amputación, lo que quiere decir, que la Providencia fue buena con ella”.
“La normalidad fue llegando, trabajamos durante un mes sin parar, conforme todo se iba normalizando conseguíamos permiso para poder ir a visitar a nuestros familiares”, agrega Coronado.
Como miembro del Cuerpo de Bomberos Voluntarios, Coronado aconseja a la población estar preparada porque ellos como cuerpo de socorro tienen la capacidad de responder a una emergencia de terremoto, resta nada más que cada uno en su hogar mantenga la prevención adecuada.
Sergio García Cabañas, ahora encargado de dirigir todas las operaciones de emergencia como director nacional de operaciones de la Comisión Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), el día del terremoto de 1976 era jefe de socorristas de la Cruz Roja Guatemalteca comenta acerca de su experiencia en esos días difíciles para el país.
García Cabañas, que para ese entonces tenía 19 años, se encontraba de servicio como socorrista voluntario en la benemérita institución de la Cruz Roja y desde ese día hasta después de un mes y medio no tuvo cese de actividades, particularmente García fue desplazado a prestar servicio a San Juan Sacatepéquez durante los primeros 8 días después del sismo.
“Lo que más me impresionó fue la cantidad de cadáveres que se encontraban en las calles, se tuvieron que juntar en campos donde se abrieron fosas comunes.
A los cadáveres al principio se les empezó a quitar el dedo pulgar pensando que después iba a ser la identificación de los cadáveres, pero no había clasificación por parte de autoridades para luego poder comparar, entonces vimos que no era fructífero seguir haciendo esa operación”, comenta García Cabañas.
Así, existen miles de personas más que tienen una historia distinta que contar, cada una vista desde un ángulo diferente. La experiencia ha quedado grabada en las mentes y corazones de quienes vivieron el terremoto de cerca y mucho más para aquellos que perdieron a un familiar o un amigo.
Guillermo Ruiz era ejecutivo de servicio de la estación Central del CBM el 4 de enero de 1976. Ruiz tiene 45 años de servicio y 65 años de edad. Es el actual director de la sexta estación del CBM.
Ruiz comparte una historia sobre el día del terremoto.
“Era un día normal en la vida de los bomberos municipales. Los socorristas se encontraban mirando televisión al filo de las 7 de la noche, cuando apareció repentinamente un perro doberman en la sala de visitas y todos se escondieron, pensado que el perro los atacaría.
“Era un día normal en la vida de los bomberos municipales. Los socorristas se encontraban mirando televisión al filo de las 7 de la noche, cuando apareció repentinamente un perro doberman en la sala de visitas y todos se escondieron, pensado que el perro los atacaría.
A los pocos minutos subió un joven a saludar a todos los bomberos y se quedó jungando con ellos. A todo esto el bombero Juan Pérez, bajo y le preguntó al telefónista de turno Augusto Méndez Villatoro (Cutin Méndez), de donde había aparecido el perro y este le dijo que no había visto nada. Tampoco había subido ninguna persona al segundo nivel.”
“Los bomberos empezaron a entrar en miedo, pero pensaron que el telefónista se había quedado dormido un momento y no se había fijado como llegó el animal y el joven. Al filo de la una de la madrugada, el doberman, empezó a brincar de cama en cama y no dejaba que los bomberos se durmieran. El joven había desparecido, pero el animal, intentaba sacar arrastrando el personal y los baja de la cama.”
“Pocos minutos antes del terremoto, el animal empezó a aullar y eso provocó que todos saliéramos a tratar de agarrarlo para meterlo en el cuartito adjunto a la cabina telefónico. Los bomberos de turno, Juan Pérez, Leonel Aguirre (el cuchi), Jorge Ramírez Beletetón (chespirito), Jaime Ralda y el mayor Marco Tulio Pereira (jefe de la estación), en el momento de intentar agarrar al animal, empezó el terremoto y salimos a la calle como pudimos.
“Pocos minutos antes del terremoto, el animal empezó a aullar y eso provocó que todos saliéramos a tratar de agarrarlo para meterlo en el cuartito adjunto a la cabina telefónico. Los bomberos de turno, Juan Pérez, Leonel Aguirre (el cuchi), Jorge Ramírez Beletetón (chespirito), Jaime Ralda y el mayor Marco Tulio Pereira (jefe de la estación), en el momento de intentar agarrar al animal, empezó el terremoto y salimos a la calle como pudimos.
El telefónista el Cutin Méndez, estaba en la esquina de la estación rezando.”
Cuando fue la réplica del terremoto, comentó Ruiz, que sacaron todos los vehículos de la estación y cuando buscaron al doberman, este había desaparecido.
El bombero Mauricio Folgar de servicio en la tercera estación, había salido del hospital general San Juan de Dios y cuando llegó al Amate en la zona 1 ocurrió el terremoto.
Fue a su casa para encontrar muertos a sus padres y hermanos.
Fue a su casa para encontrar muertos a sus padres y hermanos.
Luego se integró al servicio para salvar a muchas personas atrapadas entre los escombros en la zona 3 y 5, indicó el mayor Juan Pérez.
En la mañana, nos reunimos con el turno del mayor Cesar Delgado (don gato) quien tenía como ejecutivo al mayor Oscar Santana y de telefónista estaba el oficial Víctor Hugo Hurtarte."Yo estaba de turno en la segunda estación, cuando ocurrió el terremoto y salimos a un incendio. Se estaba quemando el Intecap", indico el mayor Dálmaso Vicente Lobos.
"Luego el comandante nos dijo que regresáramos. Con la unidad B-3 fuimos a la emergencia del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social en la zona 9 y pasamos toda la noche, llevando agua y con el reflector de la unidad, alumbramos toda la noche el sector donde estaban los pacientes", dijo Lobos.
El mayor Francisco Rodas Alemán, se quedó en la estación, sacando equipo para dirigirse al sector más afectado en la zona 3, donde habías demasiadas personas atrapadas.
"Luego el comandante nos dijo que regresáramos. Con la unidad B-3 fuimos a la emergencia del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social en la zona 9 y pasamos toda la noche, llevando agua y con el reflector de la unidad, alumbramos toda la noche el sector donde estaban los pacientes", dijo Lobos.
El mayor Francisco Rodas Alemán, se quedó en la estación, sacando equipo para dirigirse al sector más afectado en la zona 3, donde habías demasiadas personas atrapadas.
Durante un mes no tuvimos descanso y nuestras familias llegaban a la central a visitarnos unos minutos, dijo Leonel Aguirre.
También, el Mayor Pedro Samayoa de Antigua Guatemala, dijo que él ayudo a rescatar lesionados en esta ciudad donde muchas casas se derrumbaron y hay muchas historias que contar.
Samayoa en ese entonces ya era bombero y ahora pertenece a la Asociación de Salvamento y Extinción de Incendios ASEI cuyo fin es esta preparados para actuar durante una emergencia nacional.
También, el Mayor Pedro Samayoa de Antigua Guatemala, dijo que él ayudo a rescatar lesionados en esta ciudad donde muchas casas se derrumbaron y hay muchas historias que contar.
Samayoa en ese entonces ya era bombero y ahora pertenece a la Asociación de Salvamento y Extinción de Incendios ASEI cuyo fin es esta preparados para actuar durante una emergencia nacional.
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