miércoles, 21 de septiembre de 2011

Deslave en Huehuetenango deja cinco menores muertos

Guatemala (NBG).- En medio del silencio se escuchó un grito alarmante de auxilio. Era la voz de Luis, un joven trabajador de las bodegas de la Asociación Barillense de Agricultores (ABA), quien corrió para alertar a la comunidad sobre lo que a sus espaldas veía venir.
El “corran, corran” no fue suficiente para que algunos pobladores de la aldea El Manantial, Santa Cruz Barillas, Huehuetenango, salvaran su vida.
Se trataba de un alud de piedra, árboles y lodo, de unos 250 metros de longitud y casi 200 metros de alto, causado por los torrenciales aguaceros que han azotado el sector en los últimos días.
El resultado fue destrucción, dolor y luto por las pérdidas humanas y materiales que se registraron.
Vecinos de El Manantial indicaron que la lluvia copiosa comenzó desde el lunes en la tarde. Una persona que en ese momento acudió a cortar zacate en la parte alta del cerro se percató de que la tierra tenía grietas.
“Él avisó a algunos vecinos, pero nadie creyó que habría un desprendimiento de material como el ocurrido”, explicó uno de los afectados.
La tragedia ocurrió ayer, a las 2 horas, en la aldea El Manantial, donde habitan unas cuatro mil personas y se ubica a 2.5 kilómetros de Santa Cruz Barillas, a 155 kilómetros de la cabecera de Huehuetenango, y a 421 de la capital.
En la cabecera de Huehuetenango, Jorge Méndez, delegado departamental de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), informó que el deslizamiento se registró debido a la intensa lluvia que afecta esa zona.
Hasta ayer en la tarde, el saldo preliminar de víctimas mortales era de tres menores, identificados como los hermanos José Eduardo, Baltazar Alexánder y Jennifer Angélica Lucas Francisco, de 4, 6 y 8 años, respectivamente. Hoy aumento a cinco las víctima de este alud.
Los menores fueron sacados entre barro, rocas y vegetación que sepultó la casa donde vivían y otros cuatro inmuebles, incluida una bodega de café de exportación.
“Las primeras acciones de auxilio fueron desarrolladas por los Bomberos Voluntarios, vecinos, personal de la Quinta Brigada, que ubicaron a las víctimas entre los escombros de una humilde vivienda”, relató un oficial del Ejército, a cargo de un grupo de soldados que trabaja en el sector.
Líderes comunitarios aseguraron a las autoridades que contabilizan unas cinco casas soterradas y ocho personas desaparecidas, entre ellas Cirilo Alvarado; su esposa, María Maldonado; su hijo Luis Adrián Alvarado, quien trabajaba en el Registro Nacional de las Personas, y el resto de su familia.
Al listado mortal se agregan Selvin Alvarado, su esposa e hijos; Mateo Juan y su familia, y otras dos familias de las cuales no se tienen mayores datos.
“Lo más seguro es que ya no haya nadie con vida, pero nuestra meta es no descansar hasta encontrar los cadáveres”, dijo Gilberto Alvarado, integrante del Consejo Comunitario de Desarrollo (Cocode), mientras observaba cómo la maquinaria trataba de limpiar el área donde quedaron tres casas dañadas, diez en riesgo y la bodegas de la ABA destruidas.
Entre sollozos y el idioma q’anjob’al, hablado en esa zona, los pobladores se lamentaban de la tragedia.
Mitad español y mitad q’anjob’al pedían apoyo para llevar piochas, palas y azadones, con el fin de ayudar a remover los escombros.
Jorge Méndez, de la Conred, dijo que un equipo de especialistas en búsqueda y rescate se había desplazado a El Manantial por vía aérea, pero el helicóptero no pudo aterrizar debido a las malas condiciones del clima, por lo que tuvieron que viajar por tierra.
La falta de recursos fue determinante, ya que los primeros expertos en rescate llegaron a las 11 horas, nueve horas después de ocurrido el deslave. Los afectados señalaron que aún se necesita personal para continuar la búsqueda de los desaparecidos, que, según vecinos, permanecen bajo toneladas de roca, lodo y vegetación.
César Mendoza, técnico de la Conred que llegó primero al lugar, refirió que se acordonó el área —unos 500 metros a la redonda— porque el sector del derrumbe es de alto riesgo, ya que la lluvia continúa y podrían registrarse nuevos deslizamientos.
Expuso que se coordinaron para que solo expertos lleguen al área de la tragedia, para buscar a las víctimas, en tanto que maquinaria trabaja para dragar una laguna que se formó en la parte alta del cerro, para evitar una urgencia mayor.
El personal encargado del proyecto de la Franja Transversal del Norte prestó maquinaria para retirar las toneladas de lodo y piedra que se encuentran en el lugar. La comuna prestó un tractor pequeño.
Ayer en la tarde no había paso en la carretera de Santa Cruz Barillas a El Manantial, y se espera que la ayuda llegue para los afectados.
Según Mendoza, 20 cajas mortuorias —15 para adultos y cinco para niños— fueron trasladadas a Santa Cruz Barillas para apoyar a quienes perdieron algún pariente en esa tragedia.
Anoche, familiares de las víctimas y personas damnificadas que fueron evacuadas del lugar dijeron que esperaban un pronunciamiento y, sobre todo, apoyo del Gobierno.
De acuerdo con los Cocodes, el suministro de agua para las personas necesitadas proviene de comunidades cercanas y que después de eso no tienen otra ayuda. “Esperamos que nos envíen más rescatistas y maquinaria para continuar la búsqueda de quienes quedaron soterrados”, resaltaron.
La lluvia continuaba copiosa anoche en las montañas huehuetecas de Santa Cruz Barillas, y la correntada se desplazaba con lodo y piedras.
La maquinaria ubicada en el lugar es insuficiente para dejar expedita el área y localizar los cadáveres soterrados, cuya búsqueda fue suspendida a eso de las 18 horas, debido a que la lluvia se hizo más intensa.
Los vecinos buscaban el apoyo de pobladores, autoridades del lugar y comunidades cercanas para tener dónde pasarla noche, debido a la pérdida de sus viviendas y el temor después de la tragedia vivida.
Las autoridades locales anunciaron que para hoy a primera hora se reiniciarían las labores de búsqueda y rescate, así como los trabajos para levantar escombros y limpiar el área.
Mientras tanto, los comunitarios solicitaban apoyo. Piden víveres, ropa y frazadas para los cientos de personas que quedaron desamparadas.
A eso de las 23 horas de ayer, el canto de los grillos rompía el silencio de la noche que servía de marco para las oraciones que los pobladores elevaban para pedir por el eterno descanso de sus muertos.
Desastres suman 41 mil 127 muertos
La vulnerabilidad del país a los desastres naturales ha cobrado miles de víctimas.
 “La amenaza volcánica y sísmica, los deslizamientos y los problemas ambientales son las principales señales de vulnerabilidad que afectan al país”, expresó Luis Arturo Estrada, presidente de la Sociedad Geológica de Guatemala.
La misma historia de desastres en el país —erupciones volcánicas, paso de huracanes y tormentas, así como sismos de varias magnitudes— da cuenta de ello.
Según registros de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, los fenómenos naturales que han azotado a Guatemala entre 1902 y el 2011 han dejado como resultado 41 mil 127 muertos.
Fuentes Prensa Libre y NBG

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