Canada (NBG).- El satélite estadounidense en desuso de 120 quintales ingresó finalmente en la atmósfera alrededor de las 04H00 GMT de este sábado sobre el océano Pacífico al oeste de Canadá, donde se desintegró, anunció la Nasa sin poder especificar dónde cayeron exactamente sus restos
El satélite se precipitó a Tierra entre las 03H23 GMT y las 05H09 del sábado, precisó la agencia espacial estadoundiense.
Entró en la atmósfera “sobre el océano Pacífico”, añadió un poco más tarde la institución, que destacó que, “si los restos cayeron en tierra (y no en el mar), el lugar más probable es Canadá” .
Antes del desplome de esta chatarra espacial, anunciado desde hace tres semanas, la Nasa juzgó estremadamente débil el riesgo de que uno de sus restos hiriese a alguien o provocara daños materiales.
Había una posibilidad entre 3.200 de que los desechos espaciales golpearan a alguien en algún lugar del mundo, lo que, en un planeta donde viven 7.000 millones de personas y en el que el 90% de la superficie no está habitado, equivale a una probabilidad del 0.03 por ciento, según la agencia estadounidense.
El Satélite de Investigación de la Atmósfera Superior Terrestre (UARS, por su sigla en inglés) tenía el tamaño de un autobús pequeño y la Nasa había estimado que una veintena de pedazos de un peso de entre uno y 158 kilogramos podría sobrevivir al ingreso a la atmósfera y esparcirse en una distancia de alrededor de 750 kilómetros.
En la mañana del sábado (hora estadounidense) , la agencia no había confirmado el número de trozos en que se habría desintegrado el UARS y que habrían podido llegar a estrellarse ni si estaba en disposición de identificar el lugar de la caída.
Según el organismo, caen sobre la Tierra objetos de un tamaño comparable al del UARS alrededor de una vez por año.
Además, “desechos de tamaños diversos entran a la atmósfera todos los días”, explicó el experto de la Nasa Marck Mathey, que aseguró que “en más de 50 años de historia espacial ninguna persona ha sido herida por un desecho proveniente del espacio” .
El UARS es el mayor satélite de la Nasa en precipitarse en la atmósfera desde 1979, año en que Skylab, de 90 toneladas, cayó en el oeste de Australia.
Con un coste de 750 millones de dólares, fue puesto en órbita en 1991 por la nave espacial Discovery para estudiar la parte alta de la atmósfera, donde se encuentran los agujeros en la capa de ozono, y quedó fuera de servicio en 2005 tras haberse quedado sin combustible.
En caso de que la caída de un resto de un satélite cause daños personales o materiales, Estados Unidos pagaría una compensación a las víctimas en virtud de una convención internacional establecida en 1972.
La autoridad estadounidense de aviación civil (FAA, por su sigla en inglés) publicó el jueves un comunicado en el que advertía a los pilotos de un “peligro potencial” a causa de esta chatarra espacial y en Italia, los habitantes del norte del país fueron invitados a quedarse en casa por los riesgos relacionados por la caída del aparato.
El satélite se precipitó a Tierra entre las 03H23 GMT y las 05H09 del sábado, precisó la agencia espacial estadoundiense.
Entró en la atmósfera “sobre el océano Pacífico”, añadió un poco más tarde la institución, que destacó que, “si los restos cayeron en tierra (y no en el mar), el lugar más probable es Canadá” .
Antes del desplome de esta chatarra espacial, anunciado desde hace tres semanas, la Nasa juzgó estremadamente débil el riesgo de que uno de sus restos hiriese a alguien o provocara daños materiales.
Había una posibilidad entre 3.200 de que los desechos espaciales golpearan a alguien en algún lugar del mundo, lo que, en un planeta donde viven 7.000 millones de personas y en el que el 90% de la superficie no está habitado, equivale a una probabilidad del 0.03 por ciento, según la agencia estadounidense.
El Satélite de Investigación de la Atmósfera Superior Terrestre (UARS, por su sigla en inglés) tenía el tamaño de un autobús pequeño y la Nasa había estimado que una veintena de pedazos de un peso de entre uno y 158 kilogramos podría sobrevivir al ingreso a la atmósfera y esparcirse en una distancia de alrededor de 750 kilómetros.
En la mañana del sábado (hora estadounidense) , la agencia no había confirmado el número de trozos en que se habría desintegrado el UARS y que habrían podido llegar a estrellarse ni si estaba en disposición de identificar el lugar de la caída.
Según el organismo, caen sobre la Tierra objetos de un tamaño comparable al del UARS alrededor de una vez por año.
Además, “desechos de tamaños diversos entran a la atmósfera todos los días”, explicó el experto de la Nasa Marck Mathey, que aseguró que “en más de 50 años de historia espacial ninguna persona ha sido herida por un desecho proveniente del espacio” .
El UARS es el mayor satélite de la Nasa en precipitarse en la atmósfera desde 1979, año en que Skylab, de 90 toneladas, cayó en el oeste de Australia.
Con un coste de 750 millones de dólares, fue puesto en órbita en 1991 por la nave espacial Discovery para estudiar la parte alta de la atmósfera, donde se encuentran los agujeros en la capa de ozono, y quedó fuera de servicio en 2005 tras haberse quedado sin combustible.
En caso de que la caída de un resto de un satélite cause daños personales o materiales, Estados Unidos pagaría una compensación a las víctimas en virtud de una convención internacional establecida en 1972.
La autoridad estadounidense de aviación civil (FAA, por su sigla en inglés) publicó el jueves un comunicado en el que advertía a los pilotos de un “peligro potencial” a causa de esta chatarra espacial y en Italia, los habitantes del norte del país fueron invitados a quedarse en casa por los riesgos relacionados por la caída del aparato.
AFP Y NBG
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