jueves, 4 de marzo de 2010

Concluyen las tareas de rescate en Dichato, aún hay desaparecidos



Elena Arsuaga 

Dichato (Chile), 4 mar (NBG).- Los equipos de rescate que desde hace cinco días trabajan sin descanso en Dichato, una pequeña población de la costa chilena que quedó reducida a escombros tras el tsunami del sábado, se enfrentan hoy a su última jornada de búsqueda de cadáveres, a pesar de que todavía hay decenas de desaparecidos.



Bomberos llegados de buena parte del país apuran las últimas horas de luz con la esperanza de encontrar bajo el agua y la masa de escombros algún cuerpo más, antes de que las excavadoras se pongan en marcha para retirar los restos de un pueblo que tendrá que ser reconstruido desde cero.



Se estima que todavía hay entre 40 y 50 personas desaparecidas en esta localidad ubicada a 38 kilómetros de Concepción, la tercera ciudad del país, explicaron a Efe fuentes de la Policía de Investigaciones, aunque los supervivientes creen que la cifra es considerablemente mayor.



En los últimos días han identificado más de 30 cadáveres entre los restos de una aldea de 3.500 habitantes, que en verano recibía a más de 10.000 turistas.



Los vecinos que desde el pasado sábado viven en refugios ubicados en los cerros, ya que el resto del pueblo ha quedado destruido, se apresuraron hoy a regresar a lo que queda de sus hogares para tratar de recuperar las pocas pertenencias que no se llevó el maremoto que sucedió al sismo, de 8,8 grados en la escala Richter.



En medio de tanta miseria, uno de los sobrevivientes, Antonio Quesada, dice estar satisfecho por haber hallado una foto antigua de sus padres, luego de horas de haber rebuscado entre los escombros.



Casi seis días después del desastre, otro vecino no se puede creer que haya recuperado con vida al gato de su sobrino, que desde el sábado permanecía atrapado bajo una viga.



Antonio Palomar, de 54 años, y su hija, de 11, observan la escena desde lo alto del cerro, en una casa que les prestó una vecina y en la que hoy, por fin, pudieron dormir después de cuatro noches resguardados en su vehículo, el único objeto que consiguieron salvar.



Antonio da gracias a Dios porque el fuerte temblor que se registró en la zona permitió a los siete miembros de su familia abandonar la casa y correr hacia la montaña para ponerse a resguardo del tsunami, que se registró una hora después del sismo y que arrasó más del 80 por ciento del pueblo.



No obstante, vive angustiado por la terrible incógnita de qué va a ser de él y de su hija a partir de ahora, una preocupación común entre las miles de personas que lo han perdido absolutamente todo en esta tragedia. EFE

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