Impacto de los desastres naturales
Rony Iván Véliz
Columnista Diario de Centro América
El impacto socioeconómico de los desastres naturales en los últimos 100 años es multimillonario, según datos recabados en The International Disaster Database (www.emdat.be).
Solamente el terremoto del 4 de febrero de 1976 ocupa el puesto 75 en la lista de los 100 desastres más mortíferos del siglo XX.
Un total de 23 mil personas fallecidas y un monto estimado de US$100 millones es el impacto económico estimado por la organización humanitaria antes mencionada, solamente en este incidente.
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), conjuntamente con la Organización Panamericana de la Salud hicieron público un informe de los desastres en los últimos 12 años y cómo ha cambiado el rostro del desarrollo de Guatemala.
Nos ha tocado vivir a todos, los devastadores efectos que dejaron en nuestro país las tormentas Mitch, Stand y Agatha (1998, 2005 y 2010). Esto, sin contar la sequía de 2001; la sequía de Atitlán (2009); la tormenta 16 en La Unión, Zacapa (2008), y la erupción violenta del Volcán de Pacaya, seguidos de Agatha, de nuevo, en 2010.
Podemos deducir que todo esto provocó crisis alimentaria, política, energética, fiscal, la cual aún estamos viviendo porque la infraestructura en el país no ha sido reparada en su totalidad y muchas familias aún viven en condiciones precarias en el interior, desde el paso de Mitch (1998) hasta la fecha.
Guatemala es un país de múltiples vulnerabilidades. La condición determinada por muchos factores debe ser tomada en cuenta por las entidades de riesgo y desastres, porque el impacto negativo a la sociedad puede ser fulminante a un fenómeno físico destructor para reponerse después a un desastre.
Nunca vamos a estar suficientemente preparados cuando ocurre un desastre natural o una situación de emergencia. Algo importante es que muchas personas piensan que los cuerpos de socorro son los que juegan un papel importante en todas las fases relativas a un desastre.
Cada entidad tiene sus propias características y también sus funciones, sin que ello implique que unas sean mejores que otras, bajo la dirección de la Conred.
En Guatemala, los cuerpos de socorro, aparte de trasladar a las víctimas, ahora se han especializado en tareas de búsqueda y rescate en lugares confinados, primeros auxilios avanzados, incendios forestales, etcétera.
Cada vez se suma a esta sociedad personal profesional con ganas de servir a su comunidad, como el caso de la Asociación de Salvamento y Extinción de Incendios (ASEI), cuya función es trabajar como bomberos y paramédicos en Antigua Guatemala y a nivel nacional.
Cuando ocurre un desastre natural o provocado por el hombre, de grandes dimensiones, las instituciones de servicio público no se van a dar abasto para trabajar, por eso todos debemos estar unidos y trabajar en conjunto para estar preparados.
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